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Tatuarse la espalda es una de las decisiones que mayor valor requieren, debido a la magnitud de la obra, el espacio en el que se tatúa, el dolor, y básicamente al tiempo invertido durante el procedimiento. Regularmente tatuar una espalda podría requerir de 12 a 20 sesiones, lo que fácilmente podría llevar hasta un par de meses en lo que se cicatrizan las heridas, en lo que se asientan los colores y además el tiempo del sanidad.